El restaurante de 'First Dates' es un lugar en el que muchos comensales pueden desmontar algunos de sus tópicos y prejuicios. Este es el caso de Marina, una dependienta malagueña de 35 años, que le comentó a su amiga cómo Alejandro le había roto la imagen que tenía sobre la gente de Sevilla durante la llamada que le hizo en el cuarto de baño: "Ni cuenta chistes ni canta ni habla cateto”.
"Como era Sevilla, creía que era un cateto. Hace unos años tuve una cita con un paleto y desde entonces se me quedó esa imagen", aseguró la chica en un total a cámara después de que le contase a su amiga las impresiones que estaba teniendo sobre su cita.
A pesar de lo curioso de este momento, lo cierto es que ambos no tuvieron una buena cita, ya que los dos se mostraron distanciados, encontrando más diferencias que puntos en común. Por ejemplo, Marina tuvo la sensación de que no era la protagonista de la cita mientras que Alejandro no podía parar de hablar de la hija que tenía: "Que sea de Málaga es un problema porque tengo una niña y no me puedo desplazar a ningún lado ni tampoco quiero que alguien se desplace. Si alguna vez pasa algo, me sentiría culpable".
Finalmente, la falta de feeling entre ambos fue determinante en 'La decision final'. Ni Marina ni Alejandro quisieron tener una segunda cita para seguir conociendo al otro. "No me importa lo de su hija, pero no me veo viviendo en Sevilla", explicó la chica antes de marcharse del restaurante de 'First Dates'.