Tendrás que reprimir un gritito de “¡alucina, vecina!”. Es entrar por la puerta y flipar en colores, como se hacía en los 80. Ahora mismo no te borraría esa sonrisita ni Pancho gritándote en la oreja “¡Chanquete ha muerto!”.
Así es el primer museo del ‘skate’ de España (leer noticia)