Verónica Fumanal: Algo huele a podrido en Murcia

No deja de sorprenderme que tan solo unos meses después de que se perpetrara una de las jugadas más sucias de la política española se haya olvidado como si se tratara de algo asumible y legítimo. Me refiero al Gobierno de Murcia. En tan solo un par de días se le torció la mano a la democracia a través de prácticas tránsfugas y tres personas decidieron el destino de un millón de murcianos para continuar con el mismo color del gobierno que ha gobernado desde hace décadas, impidiendo uno de los ejercicios más sanos en una democracia: la alternancia en el poder. Querían seguir gobernando a toda costa, incluso llegando a dinamitar el pacto antitransfuguismo que, a nivel nacional, habían firmado unos años antes con el resto de los partidos. ¿Huele a podrido o no?

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