Decir que el concierto te hace vibrar aquí se pasaría de literal. Te vibra todo el cuerpo con cada golpe de gong –¡gonngggg!- como si tuvieras al Pájaro Loco anidando en el estómago. “Es un instrumento de altísimo poder vibracional”, advertía Óscar antes de empezar. “Lo ideal es no tener expectativas –añadía-, pero es probable que se sientan cosas durante el concierto”.
Baños de gongs (leer noticia)