Primero fueron los ruidos, inusualmente fuertes. Los alumnos de la escuela Profesor Raúl Brasil creyeron eran fuegos artificiales, ecos tardíos del carnaval. Pero quién podía provocar esos sobresaltos a las nueve de la mañana. Pronto se dieron cuenta de que tenían el horror delante de sus narices. Luiz Henrique de Castro y Guilherme Taucci Monteiro tenían 25 y 17 años y un grado de extravío que los podía llevar a lo peor de la condición humana.
Al menos ocho muertos, entre ellos cinco niños, en un tiroteo en una escuela en Sâo Paulo (leer noticia)