Las colas para usar el funicular al monte Trebevic, en Sarajevo, son estos días más largas de lo normal. Miles de personas lo usan para escapar de la crónica contaminación que afecta a la ciudad y que durante este invierno ha tenido picos como la capital con peor calidad de aire del mundo.
Bosnia se asfixia por la contaminación del carbón y los vehículos antiguos (leer noticia)