"Cuando me llevaron dentro de la prisión, pude oler la tortura. Es un olor especial a humedad, sangre y sudor". Salam, un abogado de Alepo, es uno de los supervivientes de las cárceles y centros de detención del régimen sirio de Bashar el Asad, en su caso de la cárcel de Saydnay, situada a las afueras de Damasco.
Cerca de 18.000 personas han muerto bajo torturas en las cárceles del régimen de Asad (leer noticia)