En apenas una semana, el terrorismo ha atacado Turquía, Egipto, Somalia, Yemen y Nigeria. Ante cada nueva noticia, inevitablemente, nuestra mente se veía invadida por imágenes de fuego, sangre y polvo. Las imágenes que asociamos al terror, las que hemos visto repetidas una y otra vez. Solo cambian los escenarios. A veces, más próximos. A veces, más lejanos. También, de un modo inevitablemente humano, el dolor es más intenso cuando nos resulta más fácil identificarnos con las víctimas.
Sí ha existido (leer noticia)