La alcachofa es una verdura de temporada, que en España es de invierno y primavera. Es por ello por lo que los meses propicios para consumirla es de finales de octubre a principios de mayo, dependiendo del clima.

La planta puede vivir varios años y alcanzar hasta los dos metros de altura, y es en su punta donde nacen las alcachofas.

Propiedades

Es una verdura que ayuda a controlar los niveles de colesterol en la sangre y que, además, tiene muy pocas calorías. Ayuda a la digestión de las grasas, es diurética, rica en fibras y reduce los niveles de azúcar en sangre.

Hay multitud de formas de prepararla y sus beneficios son múltiples, pero ¿sabes cómo limpiarla? Y, sobre todo, ¿sabes cómo evitar que sus hojas se oxiden y se pongan negras?

En realidad, limpiaremos y prepararemos las alcachofas en función de cómo queramos cocinarlas. Pero la forma más habitual de hacerlo es coger una e ir quitando las hojas de una en una intentando que no se quiebren. Hay que hacerlo hasta quitar tres o cuatro capas, en función del grosor de la alcachofa. Las hojas deben estar tiernas, y para saber si lo están, hay que doblarlas y ver si se rompen o no. Si lo hacen, no quites más capas.

Cortar el tallo

Tras ello, corta el tallo hasta dejar dos o tres centímetros. Puedes reservar lo cortado y hacer taquitos pelados si el tronco está tierno, aunque deberás cocerlos o freírlos durante más tiempo al cocinarlos.

Tras quitar las hojas no aprovechables de la misma, la verdura queda lista para cocinar y la puedes cortar por la mitad, en cuartos, en láminas...

Y para evitar que se oxiden y las hojas se ennegrezcan a medida que se quitan, hay que ponerlas en remojo en un recipiente con agua y vinagre, o agua y un chorrito de zumo de limón, o agua y perejil, o en una combinación de agua, perejil y un chorrito de zumo de limón o de vinagre.