La escoba es un utensilio de limpieza compuesto por un mango y un conjunto de cerdas o fibras naturales o sintéticas, que se utilizan para barrer y recoger la suciedad y los desechos del suelo.
Las cerdas de una escoba pueden ser de diferentes materiales, como plástico, pelo de animal -de camello o crin de caballo- o hierba, entre otros. Las escobas se utilizan comúnmente en el hogar, en las calles, en la oficina, en tiendas y en otros lugares para limpiar pisos, patios y otros espacios.
Hay diferentes tipos de escobas para diferentes superficies, como baldosas, madera o alfombras, y también existen modelos especiales para usos específicos, como la limpieza de la nieve o las hojas.
Recoger suciedad
En definitiva: la escoba sirve para recoger suciedad y porquería diversa del suelo. Y en algunas culturas, simboliza el deshacerse de lo sucio, de las malas vibraciones o los malos augurios.
Y para limpiar con esas escobas que ayudan a limpiar las malas energías o espíritus malignos, se cree que es buena la sal. De hecho, la sal es un purificante natural, que sirve para eliminar los gérmenes y bacterias.
Es por ello por lo que, con vinagre y agua, se puede hacer una pasta que, puesta en la escoba, se deja actuar unos minutos y, con las cerdas humedecidas en el líquido, se pasa por las superficies a limpiar, para dejarlas impolutas y desinfectadas.
Eliminar gérmenes
La acción desengrasante de la sal y el vinagre es increíble y se conseguirá eliminar así todos los gérmenes y bacterias.
El método de la sal y el vinagre también es válido para limpiar las incrustaciones de los fregaderos, la placa de cocción, sacar brillo a la cocina y abrillantar el horno, el microondas y los utensilios. Una solución polivalente que podemos tener siempre a mano.