NUEVA INCIDENCIA EN EL SERVICIO FERROVIARIO

Fomento no sabe cuántos días se tardará en recuperar la normalidad en Rodalies

Un total de 60.000 viajeros de 200 trenes se verán afectados diariamente hasta que se repare la infraestructura dañada

El robo de 360 metros de cable de cobre cerca de Mollet provoca un efecto dominó en tres líneas de la red barcelonesa

Varios usuarios salen de la estación de Renfe de Mollet Sant Fost. / JOSEP GARCIA

Los usuarios de Rodalies deberán armarse de paciencia en los próximos días. Los viajeros de tres de las principales líneas de la red barcelonesa (R-2, R-8 y R-11) se enfrentarán a una romería de retrasos, cambios de horarios y transportes alternativos por carretera hasta que los técnicos reparen las consecuencias del robo de cobre robo cobre de este martes en el kilómetro 21 del tramo entre Cerdanyola Universitat y Mollet Sant Fost. La sustracción del material, que podría haber pasado sin más consecuencias que una interrupción más o menos larga de la circulación de trenes, ha provocado un efecto dominó en toda la infraestructura ferroviaria.

El secretario de Estado del Ministerio de FomentoJulio Gómez-Pomar, ha comparecido a las siete de la tarde de este martes en la estación de Sants (hasta 14 horas después del incidente ningún otro responsable había dado la cara) para calificar de "muy grave" lo sucedido. Ha dicho no poder cuantificar cuántos días se tardará en normalizar el servicio y ha revelado que la afectación ha alcanzado este martes a 60.000 clientes de 200 trenes, que es el total de pasajeros que usan estas tres líneas, un 15% del global (en el que hay 400.000 usuarios diarios movidos por 1.000 trenes).

PREOCUPADOS POR EL AEROPUERTO

Gómez-Pomar, conocedor de la red ya que hasta octubre del año pasado fue presidente de Renfe, ha revelado que en las próximas horas se harán públicas a través de la web de la operadora las modificaciones en los horarios, cara a que los viajeros puedan planificar sus trayectos. El objetivo es que se cubra un 50% de la oferta habitual.

No obstante, ha subrayado que reforzarán con autobuses la conexión con el aeropuerto de Barcelona, que en los días inmediatamente anteriores a las fiestas navideñas siempre registra un repunte de demanda. "La afectación ha sido durísima", ha descrito para acto seguido revelar que los servicios por carretera a Cerdanyola, donde está la Universitat Autònoma de Barcelona, también se aumentarán.

PETICIÓN DE DISCULPAS

El secretario de Estado ha dicho que a pesar de que el robo de cable no es imputable a Adif ni Renfe pide disculpas a los usuarios por las molestias ocasionadas. Ha evitado quejarse por la falta de vigilancia de las instalaciones ferroviarias, como sí hizo tiempo atrás su antecesor en el cargo y ahora ministro de Justicia, Rafael Catalá, cuando se produjo el sabotaje en las vías del AVE en octubre.

El gestor de infraestructuras ferroviarias cuenta con 1.200 agentes de seguridad y 8.000 cámaras, unos dispositivos que se han visto sobrepasados por las circunstancias. Sin embargo, Gómez-Pomar ha evitado entrar en si se persigue lo suficiente a los ladrones de cobre, que solo en el periodo entre enero y octubre han provocado que Adif haya presentado más de 390 denuncias por sustracciones de diferente calado.

INCENDIOS EN TRES FOCOS

Los técnicos de Adif han trabajado en el lugar del incidente desde la madrugada. Al contrario de otras ocasiones, esta vez no era una cuestión de reemplazar los 360 metros de cable de cobre sustraído (una primera valoración había hablado de 60 metros). El robo, ha relatado una portavoz de la empresa pública dependiente del Ministerio de Fomento, había provocado varios incendios en las instalaciones. El más grave se localizó a escasos metros de la estación de Mollet-Sant Fost, en una subestación eléctrica, donde se quemó un "magnetotérmico", confirmaron los Bomberos, lo que provocó una caída de la tensión y, por efecto dominó, un fallo en  los sistemas eléctricos, electrónicos e informáticos (tanto en los ordenadores como en el software).

La primera alerta se detectó a las 2.15 horas cuando personal del centro de Control de Tráfico Centralizado (CTC) detectó la desconexión de las subestaciones de Mollet y de Sant Cugat; falta de tensión en una vía entre Rubí y Mollet-Sant Fost y otras afectaciones en las comunicaciones. En total, hubo hasta tres focos con incendios, relataron.

DEMORAS DE MÁS DE UNA HORA

De poco le sirvió a los sufridos usuarios que les contaran esta concatenación de calamidades. La R-2 norte, la R-8 y la R-11 no son recorridos especialmente castigados por los históricos problemas de Rodalies, consecuencia de la falta de inversión de gobiernos del PP y el PSOE. Las demoras alcanzaron más de una hora en algunos casos aunque la media fue de entre 30 y 60 minutos.

Gómez-Pomar ha avisado de que el hecho de que los sistemas de comunicaciones (principalmente cuatro enclaves, es decir cerebros que gestionan un determinado tramo ferroviario, con las bifurcaciones y las estaciones correspondientes) estén dañados provoca que en los próximos días los trenes deban ralentizar la marcha en gran parte del recorrido por estas tres líneas.

Rosario de incidencias en la red

Este 2015 se han cumplido cinco años del traspaso de Rodalies a la Generalitat, el cumplimiento a una reivindicación histórica que no ha servido para reducir las incidencias en el servicio. En los últimos meses se han registrado incidencias graves que han sumido en el caos el sistema de transporte público de Renfe. Una de las más sonados fue el 21 de mayo, cuando un error en el sistema informático detuvo el recorrido de los 200 trenes que circulaban a las 6.34 horas, plena hora punta, afectando a más de 80.000 usuarios. La mitad de pasajeros perjudicados hubo el pasado 8 de septiembre, cuando un convoy averiado en el túnel de la estación de Sants obligó a desviar la circulación y originó hasta 45 minutos de retrasos. La incidencia tardó siete horas en solventarse. Justo un mes después, un sabotaje en Vilafranca del Penedès forzó la interrupción de la circulación del AVE entre Tarragona y la frontera. Sabotaje con el importante matiz de que lo que se cortó no fueron cables de cobre, sino de fibra óptica, sin apenas valor en el mercado. 

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