Íñigo Cervantes perdió este fin de semana la final del Challenger de Sevilla. El irundarra cayó ante el canadiense Auger-Aliassime (6-7, 6-3, 6-3) y tuvo que aguantar los insultos del público andaluz, que aplaudió sus fallos y le dedicó todo tipo de improperios con el asunto de las apuestas de trasfondo. 

"Es muy duro y triste estar jugando una final de Challenger en tu país, estar muy cerca de ganar el torneo y sentir que la mayoría de gente empieza a apoyar al rival. Ha sido duro aceptar eso y me ha afectado mucho. ¡No lo puedo entender! En fin, no queda otra que seguir", aseguró Cervantes en Twitter. 

"Solo puede pasar en España"

"Ir ganando 7-6, 3-0 y ver cómo empiezan a aplaudir fallos tuyos y que el 80% de la gente se vuelva con un rival extranjero en tu país... muy duro", reflexionó. En las apuestas era favorito el canadiense (1,44 por 2,62) y el buen inicio del español encendió los ánimos. 

"Lo que ha pasado hoy solo puede pasar en España. Es triste pero es así", resumía. "Juego para mí y la gente que me quiere, pero tener que escuchar palabras como 'puto etarra de mierda' jugando en tu país es triste y lamentable. Supongo que habría gente por el tema apuestas. se debería controlar a quien dejan entrar", explicó Cervantes. 

Año complicado

A pesar de la derrota, Cervantes ha subido 31 puestos en el ranking de la ATP y es el 215 del mundo. El tenista vasco, de 27 años, está viviendo un año complicado por las lesiones. Llegó a ser el 56 del mundo pero las lesiones han supuesto un lastre importante. También cambió de entrenador y prepador físico.