Polémica

¿Falta higiene en Masterchef?: "Una señora estuvo horas con una ensaladilla sin nevera"

Varios aspirantes explican que en los castings no hay ningún control sobre los alimentos presentados

Imagen del capítulo de Masterchef.

Irene, una trabajadora del Oceanogràfic València, fue una de las 70 personas invitadas a probar los platos de los aspirantes de la undécima temporada de Masterchef. 44 de ellas terminaron intoxicadas. "La noche siguiente tuve que ir a urgencias a que me inyectasen Primperan en el culo para poder cesar de vomitar. Perdí 5 kilos en tres días", denunciaba a través de un hilo de Twitter que tuvo numerosas respuestas en las que varias personas aseguraban que no les extrañaba la situación. "No se ve muy higiénico... Yo fui comensal en otra edición y también estuve regulero del estómago, supongo que las cadenas de frío a veces se pierden por cómo hacen el programa y la duración de la grabación", respondía un usuario. "Ayer puse el programa cinco minutos, estaban 'limpiando gambas' colocándolas al sol y pensé, nada bueno puede salir de ahí", decía otro.

En concreto, la prueba de exteriores en la que participó Irene como comensal se emitió en TVE el pasado domingo. Los concursantes, divididos en un equipo rojo y otro azul, tenían que preparar un menú ideado por la chef Rakel Cernicharo (con un Sol Repsol), para los trabajadores del Oceanogràfic. La idea era conmemorar el 20º aniversario del acuario más grande de Europa, situado dentro del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

Moluscada valenciana, uno de los platos que los aspirantes hicieron en Valencia. / RTVE

El entrante era 'Un viaje a la India con clòtxina valenciana', un molusco bivalvo parecido al mejillón pero más pequeño y cuyo cultivo se realiza principalmente en Valencia. El primer plato fue una moluscada valenciana, compuesta de ostras y almejas, además de una especie de "romesco y pesto a base de algas". El segundo consistió en un suquet thai de lubina y, el postre, en una tarta de queso japonesa y algas.

Sin control en los castings

Aunque los comensales aún desconocen qué es lo que ha fallado en el proceso o en los alimentos, el hilo de Irene ha derivado en una polémica sobre si se respeta bien la cadena de frío o su manipulación. Uno de los participantes ha sido Joaquín, quien se presentó a Masterchef hará unos cinco años. Tras pasar las dos primeras fases, llegó por fin al casting presencial, donde tenían que llevar de casa un plato para presentar (o terminar de preparar) en la ciudad elegida. La suya fue Sevilla.

"Éramos unos 80 aspirantes, cada uno con su plato. Había sopas de pescado, marisco... Yo llevaba solomillo Wellington, que la carne por dentro no puede estar pasada, tiene que estar al punto. Lo cociné a las cinco de la mañana en Málaga y hasta pasadas la una de la tarde no la probó el juez. Es mucho tiempo", relata. Recuerda, sobre todo, el caso de una señora mayor que llevaba una ensaladilla rusa, "seguramente con mayonesa casera". "Estuvo como mínimo cuatro horas y media sin refrigerar", asegura.

Eso en el mejor de los casos, porque mucha gente, como Joaquín, venía de otras provincias de Andalucía. Tras el madrugón para el viaje, debían registrarse en el hotel a las nueve de la mañana, pero hasta la una de la tarde no empezaban a montar su plato. Hasta entonces, ni la preparación en sí, ni el resto de ingredientes que podían utilizar para acabar de rematarlo, contaban con fuentes de calor ni de frío, más allá de algunas neveras de playa o de termos que se veían.

"No controlaban nada. De hecho yo me preocupé y se lo comenté a una compañera. Daba la sensación de que podías traer algo envenenado o algún tipo de componente que estuviera en mal estado y liarla. Nadie te preguntaba nada, ni por los productos que habías usado. Había gente que usaba huevo, que puede dar lugar a salmonelosis, o pescado, que pueden tener Anisakis. Yo por ejemplo llevaba boquerones en vinagre, que de no haberlos congelado antes pueden tenerlo", apunta Noelia, aspirante de la última edición de Masterchef.

Imagen del macrocasting de Madrid para la undécima edición de Masterchef. / RTVE

"Del mismo modo, yo mi plato no lo llevé refrigerado. Alguna gente llevaba neveras o tuppers térmicos, pero yo traje tupper normal. Es verdad que el casting fue en diciembre, que no hacía mucho calor, pero no tienen ningún tipo de control", reitera.

Los problemas de no refrigerar

Sin embargo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) reitera que "los alimentos que requieren refrigeración no deben mantenerse a temperatura ambiente". "Se deben conservar en la nevera hasta que se vayan a cocinar o servir para su consumo. Además, aquellos que pueden suponer un riesgo mayor si no se conservan a las temperaturas adecuadas son los que ya están listos para consumir, es decir, los que no van a sufrir un cocinado posterior que pudiera eliminar los microorganismos que, en su caso, hubiesen proliferado por mantenerlos a temperaturas inadecuadas", aseguran expertos.

Asimismo, afirman que "los alimentos cocinados se deben elaborar con la menor antelación posible a su consumo y servirse cuanto antes, a menos que se refrigeren, congelen o se mantengan en caliente a una temperatura superior o igual a 63 °C".

La productora se lamenta, pero no da declaraciones

Más allá de los castings, en las pruebas también se ve cómo algunos algunos aspirantes manipulan los alimentos varias veces de manera caótica o utilizan utensilios sin lavar para distintos productos. También hay materiales algo sucios y algunas otras prácticas poco higiénicas y por las que muchas veces son amonestados por los propios jueces del programa. Por ejemplo, en más de una ocasión se ha abroncado a algún concursante por probar un guiso con una cuchara que después utilizaba para remover sin haber pasado por agua y jabón. También se ve a algunos quitando la cáscara de huevo que se les ha caído al bol junto a las yemas o las claras. "Eso a nivel de tu casa lo puedes hacer, pero es un riesgo", apunta Joaquín.

La AESAN también recuerda que "mezclar alimentos ya cocinados con alimentos crudos o utilizar los mismos utensilios de corte para productos diferentes suponen una mala práctica, ya que pueden acarrear contaminación cruzada y suponer que lleguen bacterias a los alimentos que se van a consumir".

Algunos concursantes en la prueba de exteriores. / RTVE

Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la productora, Shine Iberia, para hablar sobre las medidas de higiene que llevan a cabo en el programa, pero esta se ha limitado a enviar un comunicado en el que dicen lamentar la indisposición que manifestaron algunos de los comensales que asistieron a la grabación de su exterior en Valencia, "con quienes se estuvo en contacto en todo momento a través del Oceanogràfic, al tratarse de personal de la compañía".

"Se trata de un caso absolutamente excepcional en estos 11 de años de MasterChef en España, un programa donde es una prioridad absoluta garantizar el cuidado alimentario de las personas que intervienen. En el exterior de Valencia los alimentos fueron analizados en origen con resultados positivos y se garantizó su trazabilidad en todo el proceso, tal y como se informó y documentó a las autoridades sanitarias competentes cuando tuvimos conocimiento de los hechos", prosigue.

Tras la comida, Salud Pública hizo el procedente estudio de contactos. El resultado fue que 44 personas sufrieron síntomas estomacales, sobre todo diarrea y vómitos. Después, la investigación se trasladó a Madrid, donde está la sede de la productora. A día de hoy, siguen sin saber qué es lo que pudo provocar la intoxicación.