Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Un arzobispo castrense y varios Moisés peleados

Ferran Monegal

En Semana Santa lo tradicional es seguir los oficios y procesiones por La 2 de TVE. Este año han proyectado su atención televisiva del jueves y viernes santo sobre la Catedral de las Fuerzas Armadas de Madrid –antigua Iglesia de Las Bernardas– quizá por el clima bélico que vivimos con la guerra de Ucrania, que es la gran contienda de la que nos habla la tele como si fuera la única que hay. En realidad coexisten en el planeta una docena más, de las que ninguna cadena se acuerda, pongamos por caso los bombardeos de Arabia Saudí contra Yemen, tan espeluznantes como los de Ucrania. El oficiante de la Catedral de las Fuerzas Armadas fue el arzobispo castrense Juan Antonio Aznárez, un cargo eclesiástico singular porque es el único obispo cuya designación no depende del Papa sino del Rey de España. En sus dos homilías no se refirió a ninguna de esta docena de guerras y matanzas que hay ahora mismo por el mundo, pero hizo una advertencia interesante cuando habló de la ceremonia del Lavatorio de Pies por parte de Jesús a sus discípulos. Dijo: «Hay otra forma de lavarlos: simplemente, no ensuciándolos». Y explicó que servirse de los demás para nuestro provecho es una repugnante suciedad. Buena metáfora. Hoy no hace falta arrodillarse y lavar los pies a alguien. Con solo no explotar, ni abusar de nadie, sería suficiente para que la mal llamada globalización se transformase en armonización, que es a lo que deberíamos aspirar.