Ha cumplido esta semana TVE sus primeros 65 años. No he visto una gran celebración de la efeméride, por el momento, en sus parrillas. La noche del miércoles, sí, un poquito de excitación nostálgica en ‘Viaje al centro de la tele’, seguido de un especial ‘Lazos de sangre’ sobre Chicho Ibáñez Serrador y su glorioso concurso ‘Un, dos, tres...’. Y poco más. Hombre, dada la situación de esta gran corporación pública, cuyos índices de audiencia bordean la irrelevancia frente a los imperios privados, y también frente a otras cadenas públicas autonómicas, quizá es mejor mantener la prudencia. Es muy sintomático que cuando TVE celebra su edad tiene que echar mano de la moviola hacia el pasado, y recordar a Félix Rodríguez de la Fuente, al ‘Gran Circo’ de la familia Aragón, a Chicho, o el ‘gag’ de la empanadilla de ‘Martes y trece’. ¡Ah! Han pasado más de seis lustros de todos ellos. De los últimos años, en cambio, TVE me parece que solo se atreve a publicitar como éxitos ‘Operación triunfo’ o ‘Cuéntame...’. Visto en diacronía el problema, a lo mejor a quien deberían hacer un homenaje es a Ana Blanco, que lleva desde 1990 presentando ‘telediarios’, mucho más tiempo en antena incluso que Jordi Hurtado. Lo de Ana Blanco es prodigioso. Más de 30 años sorteando las purgas que las diferentes tendencias políticas han ido practicando en TVE. Y mientras la ‘corporación’ –antes ‘ente’– se iba inclinando, hacia abajo. por el peso de los errores, Ana Blanco es la única que ha demostrado poseer el don de la ingravidez.