He asistido en silencio a la penúltima movida semanal sobre el procés: las conversaciones de los teléfonos pinchados por orden del juez. Paisaje de fondo, siempre TV-3. Pilar Rahola pidiéndole a David Madí que se  mueva para que le den más protagonismo en su notable labor de activista en TV-3. Tatxo Benet (Mediapro) pidiéndole a David Madí que acelere la emisión de sus reportajes en TV-3 para ir calentando a la parroquia. ¡Ah! Nada nuevo bajo el Sol. Los que llevamos años en este oficio ya sabemos lo que hay que hacer para prosperar en TV-3. En tiempos de Pujol el factótum era Prenafeta. Había que acercarse a él, por ejemplo a través de la Fundació Catalunya Oberta. Te ungían con los santos sacramentos de la causa. Te garantizaban las lentejas y la visibilidad en los muchos medios que controlan. Y pasabas a formar parte de la colla. El todavía director de TV-3 Vicent Sanchis lo sabe bien. Salió de ahí. Naturalmente no estoy hablando de periodismo. Esto es otra cosa. Es una mezcla de activismo, fanatismo, política entendida como religión, y negocio. No crean que todo esto es patrimonio exclusivo de la nostrada colla. En TVE, si tienes acceso al monclovismo, prosperas a una velocidad pasmosa. Conozco casos meteóricos, tanto en tiempos de González –la bodeguilla– como en los de Aznar –pasar por FAES era un buen despegue–, tambien con Rajoy, o con Sánchez. ¡Ah! El periodismo se muere. Lo están matando las consignas, la obediencia y las lentejas.