Después de la noche que he pasado les puedo asegurar que conozco más Wisconsin que Ripoll. Ha sido tremendo. La cobertura televisiva de las elecciones estadounidenses que ha hecho Ferreras en La Sexta ha sido de récord Guinness. Comenzó a las 22.30 horas del martes y acabó a las 14.00 horas del miércoles. Y sin moverse del asiento. Estaba en su plató de San Sebastián de los Reyes (Madrid) pero le hicieron una escenografía en 3D de la Casa Blanca, y parecía incrustado en el despacho oval.  ¡Ahh! Fue un golpe muy espectacular.  Acaba de advertir Quique Peinado en 'Zapeando' que lo único que lamenta es que Ferreras no saliera con sombrero tejano y enarbolando un lazo de aquellos de los cowboys de los rodeos del Far West. Gritaba en sus múltiple conexiones con los Estados de la Unión: «¡Pensilvania! ¡No me olvido de Filadelfia! (...) ¡Wisconsin! ¡Qué pasa con Wisconsin!»  ¡Ahh! Wisconsin. Repito; después de esta noche conozco mejor Wisconsin que Ripoll. Jon Sistisga ('Estados desunidos', segunda entrega, M+) también estuvo allí. Concretamente en Kenosha, localidad al sur de Milwaukee, fronteriza con Illinois. Allí la policía le pegó el pasado agosto siete tiros por la espalda al ciudadano afroamericano Jacob Blake. Aquello no solo incendió Wisconsin: ardió todo Estados Unidos. Es lo que ha conseguido Trump: un país completamente dividido.