El pasado mes de mayo en un 'Sense ficció' que TV-3 se inventó, impulsaban la idea de que aquí en Catalunya somos la pera en materia científica. Incrustaban en la audiencia la idea que, en el tratamiento del covid, en Catalunya también tenemos un 'fet diferencial' que nos distingue de esa España cateta, analfabeta y burra. Y que ya estábamos a punto de descubrir un elixir que iba a acabar con el virus.  «¡Ésta es la historia de un medicamento que nos puede salvar!» enfatizaban con una mezcla de fastuosa grandilocuencia y vergonzosa irresponsabilidad. Aquí se lo conté. Lo titulé 'Maravillas de TV-3: ‘ficció’ en el ‘Sense ficció’. Usaron como gran protagonista de este proyecto de fantástico elixir al epidemiólogo Oriol Mitjà. Eran aquellos días en que TV-3 lo trataba como si fuera el Brad Pitt de la investigación antivirus. Le hacían continuamente gloriosos masajes en forma de entrevistas. Naturalmente todo esto era orquestado por el poder político de La Generalitat. TV-3 cumplía órdenes, y Mitjà se dejaba usar en esa vorágine tramposa, mediática y política. Alguna vez le escuché decir, con la boca pequeñita eso sí,  «Me están presionando para que dé resultados». O sea que este estimable epidemiólogo ya se estaba dando cuenta que toda aquella felicidad televisiva, todo aquel protagonismo, era peligrosísimo. Terminé mi artículo de mayo lanzando una reflexión:  «Este buen epidemiólogo parece que ya está descubriendo lo que pasa cuando los científicos se dejan usar por los políticos».