Está ahora mismo la serie 'Mujer' (A-3 TV) en un momento delicadísimo.  A Bahar, la abnegada protagonista, le comunican que por fin han encontrado a una persona con la médula compatible con la suya. Ella está muy enferma. Dolores insoportables. El cuerpo lleno de llagas. Un sufrimiento indescriptible. En cualquier momento podría morir. Había perdido la esperanza de encontrar a alguien con una médula que coincida con la que necesita. Y como pueden comprender, Bahar recibe la noticia con una alegría indescriptible. Que inmensa felicidad la suya. Un glorioso espasmo de entusiasmo existencial recorre su cuerpo frágil y castigado por la vida. Y entonces ocurre la segunda parte de esta aparentemente buenísima noticia. Le informan que la medula compatible es la de su hermanastra Sirín. ¡Ahh! Qué bien hecha está esta escena. Culebrón en estado puro. Pasa Bahar de la alegría más absoluta a la consternación más profunda. En un segundo. Se cubre el rostro con las manos. Llora amargamente. Y con un hilo de voz desesperado, murmura: «¿Por qué ella, por qué ella, Dios mío? ¡Voy a necesitar a la persona que más odio en el mundo!». Sepan ustedes que, en efecto, Sirín es lo más malo, ruin, canalla y perverso que nuestro canario flauta Papitu ha visto nunca. Y Papitu ha visto muchos culebrones en su vida. Sirín es la corporización de aquel tremendo poema de Luis de Góngora que dice: «Infernal serpiente mal nacida / ponzoñosa víbora escondida / mortal veneno que en vaso de cristal quitas la vida».