Hace tres o cuatro semanas, cuando Cristina Tárrega estrenó en Tele 5 Animales nocturnos, adverti que como consultorio sentimental era flojísimo. La Elena Francis que hacían en la radio hace más de medio siglo era mucho mejor. No obstante he ido siguiendo a Cristina y veo que va mejorando un poquito. Seguramente le han cambiado el equipo de producción, y los guionistas. Ahora le preparan historietas con más punch. El otro día la llamó un señor de Jaen, me parece que propietario de una tienda de ultramarinos, que dijo: «Le he comprado un regalo a mi esposa. Un satisfyer. ¡Ah! Hay que ir con cuidado con este artilugio. Al parecer provoca una vibración tan intensa que en algunos casos se ven afectados todos los esfínteres. Los encabrita de tal forma que se ponen todos a evacuar como verdaderos descosidos. Hay otros casos, más peliagudos en este animalario nocturno de Cristina. Por ejemplo el de un comunicante de Málaga que dijo que a su novia le gustaba mucho el sexo sado maso, y que le había comprado una fusta de madera noble, pero durísima, quizá ébano o cerezo, y que continuamente le pedía que le atizara de lo lindo. «¿Y cual es el problema?» preguntó Cristina. «El problema es que yo mido 1,95 y mi novia no llega a 1,50. Es desproporcionado. Tengo remordimientos al azotar a una persona tan pequeñita». ¡Ah! Cristina se partía de risa. Hombre, hay que comprender a este malagueño. En cada sesión de porno-palizas la estampa que ofrecen reflejada en el espejo del armario del dormitorio debe ser terrible.
TÚ Y YO SOMOS TRES
Tigres en el plató, arañazos de peluche
Cristina Tàrrega (’Animales nocturnos’, Tele-5).
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