El pasado lunes, 22 de octubre, tras la ‘cumbre’ que montó Puigdemont en un salón del Hotel Côté Vert de Waterloo, Puigdemontles conté que en el TN migdia la rotularon así: «Cimera descafeïnada a Waterloo».«Cimera descafeïnada a Waterloo» Y el relator de la noticia nos decía: «La que había de ser una cumbre independentista, 'ha quedat molt deslluïda'. Les advertí que, tratándose de TV-3, este enfoque era interesantísimo. Seis horas después, en el TN vespre, variaron totalmente la consideración de la noticia. Eliminaron todo lo de «cïmera descafeïnada i deslluïda» y lo cambiaron por un rótulo que ponía: «Preparant el Consell de la República». El relato informativo también fue modificado. Imprimieron entusiasmo. Nos dijeron que la ‘cumbre’«¡és una eina imprescindible per la internacionalització desde l’exili!». O sea, meditables alteraciones informativas. En solo seis horas de diferencia, el TN nos informó de manera bien distinta. O sea, que el cacao interno en TV-3 debe ser superlativo.
En el Aló Waterloo del jueves (Hola Rahola), nos colocaron un entusiástico sermón sobre «El món Puigdemont». El mensaje era vibrante. Decía: «‘¡Puigdemont és el que mana!’. Incluso los presos le están diciendo al PDeCAT ‘¡Puigdemont és el que mana!’‘¡afegiu-vos a La Crida perquè fora de Puigdemont no hi ha vida!’. ¡Ah! Qué entusiasmo. Qué devoción al líder. Un líder que en otros púlpitos, de la misma TV-3, retratan con otro realismo.
Por ejemplo, ese mismo jueves, en Polònia, escenificaron una reunión preparatoria del Consell de la República presidida por Quim Torra. Asistían una cabra, un osito y un perrito, todos de peluche. De pronto apareció Puigdemont. Y se puso a cantar la canción de La Crida Nacional, para que Torra se enterase de qué iba el asunto. Decía: «Necesito un nuevo invento. Basta de JxCAT. A la basura también el PDeCAT. Huyamos de herencia que rime con Convergència. Cambiémonos de nombre para camuflar quiénes somos». Y viendo que Torra, entusiasmado, ya preparaba los pósters de la Crida, le rebajó la euforia y le dijo: «No imprimas muchos. Quién sabe cómo nos acabaremos llamando en el futuro». ¡Ah! Magistral retrato el de Polònia. Patetismo en estado puro.
Que todas estos estos mensajes, tan enfrentados y distintos, coexistan en TV-3 ahora mismo, es la incertidumbre ante lo que se avecina. O Puigdemont o Junqueras. Hay que acertar. Situarse, para sobrevivir.