Hace 25 años, los niños y niñas de este país ya estaban escolarizados en catalán y la televisión pública catalana no les ofrecía nada (bien, sí, algunos dibujos aquí y allá, pero no un programa suficientemente atractivo, a una hora fija, que pudiesen incorporar a sus actividades diarias).
Sus referentes continuaban siendo, como los de sus padres, las series de dibujos de TVE. O sea, la competencia.
Y como que la normalización lingüística del espacio audiovisual era el principio fundacional de la casa y era evidente que teníamos una parte importante de la población desatendida, decidimos ponerle remedio.
Joan Sibina y Anna Ribas recibieron el encargo de inspirarse en los clubs infantiles norteamericanos (quitándoles los componentes mercantiles) y crear unos segmentos con los que había que dotar al club de contenidos y ofrecer participación, además de enlazar las series de dibujos.
Fue como un embarazo. Estuvimos nueve meses intentándolo, haciendo pruebas y fracasando, sometiendo los pilotos a la consideración de 'target groups' de niños y niñas, sin que nunca ninguno de ellos les hiciese caso.
Hasta que de repente, un buen día, dejaron todo lo que estaban haciendo y se quedaron fascinados con la Nets, la Noti y el PetriPetri. Así nació el 'Club Super 3''Club Super 3'. Son Goku hizo el resto.