La memoria televisiva de una generación de ciudadanos --los que hoy tienen entre 45 y 55 años-- está condenada a tirar de recuerdos, donde la imaginación y el mito se confunden con la realidad, y no de grabaciones reales, para recuperar los mejores momentos de uno de los programas que marcaron sus infancias de manera más indeleble: Los Chiripitifláuticos. Cosas de la época: en los años en los que se emitía el programa, que debutó en 1965 y se despidió en 1974, era costumbre utilizar las mismas cintas magnéticas para copiar encima los sucesivos episodios. Así que apenas quedan registros de las andanzas de Locomotoro, Valentina, el Capitán Tan, el Tío Aquiles, los Hermanos Malasombra, Barullo y el resto de personajes que llenaron de aventuras, humor blanco, canciones naíf y ternura el popular espacio televisivo.
Esta carencia de documentos contrasta con la viveza con que los recuerdos del programa permanecen en la memoria de sus seguidores. Solo hay que dirigirse a cualquier nacido entre 1955 y 1970 para comprobar cómo se le iluminan los ojos al escuchar latiguillos como: "Locomotoro, conductor de todo menos del codo"; "hola, señores chicos" --el saludo de Valentina--; "en mis viajes por todo lo largo y ancho de este mundo", santo y seña del Capitán Tan; o canciones como 'El barquito chiquitito', 'La vaca de Aravaca' o 'El burro Perico'. Giros, frases y banda sonora de toda una época.
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