Italia no es España, al menos en lo relativo a las tertulias televisivas. En un país donde a los paisanos les gusta hablar y mucho, no resulta atractivo tener que escuchar a media docena de informadores que hablan entre sí sin posibilidad de participar. En cambio, cunde la fórmula de una especie de plazas públicas, presentes en todos los canales. Se llaman Prima Porta, El Infiel, Ballarò, Servicio Público u otros nombres, que indican que se trata de espacios dedicados a profundizar en uno o varios acontecimientos. No tienen connotaciones políticas, aunque en la realidad son más o menos afines a la tendencia ideológica del canal. Así, el programa diario Prima Porta (RAI1) es conservador. Ballarò y Servicio Público (RAI3) son más progresistas, El Infiel (La7), más independiente. Las plazas de Mediaset evitan la crítica a Silvio Berlusconi, el dueño, aunque a veces hay sorpresas. Todas cuentan con público. Si participan políticos, estos pueden elegir a un cupo de participantes --una especie de claque-- numéricamente idéntico. R. DOMÈNECH
ITALIA
El público puede hablar más y escuchar menos
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