Twitter comenzó a implementar este sábado la suscripción de pago por 7,99 euros al mes que incluye la insignia de verificación azul. Llamado Twitter Blue, este servicio prémium ya está disponible en la versión actualizada de la red social para los dispositivos iOS. Eso sí, de momento solo ha entrado en funcionamiento en Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido. La compañía, que ha sufrido una fuga masiva de anunciantes y pierde cuatro millones de dólares al día, ha comunicado que aquellos que "se registren ahora" pueden recibir la codiciada marca de verificación azul junto a sus nombres de usuario. "Al igual que las celebridades, compañías y políticos", indica, pero sin que Twitter haga las comprobaciones oportunas.
Según la notificación de iOS, otros beneficios en la actualización de la 'app' incluyen "la mitad de anuncios", la capacidad de publicar videos más largos en Twitter, un modo de lectura más cómodo y la clasificación de prioridad para el contenido de calidad.
El nuevo dueño de la compañía, el magnate Elon Musk, tomó dos decisiones al asumir la semana pasada el control de la red social. La primera fue despedir a la mitad de la plantilla para "poner Twitter en una trayectoria saludable". En este sentido, miles de empleados recibieron el viernes la carta de despido a través de su correo electrónico personal.
Musk regateó el incremento de precio
La segunda fue incrementar el precio de la suscripción de Twitter Blue de 4,99 dólares a 19,99 e incluir en la misma la verificación de perfiles. Esta iniciativa no gustó nada a los tuiteros y uno de ellos, el escritor Stephen King, interpeló directamente al empresario. Le dijo que no estaba disputo a pagar 20 dólares al mes para mantener la insignia verificada, a lo que Musk le regateó y le respondió: "¿Qué tal 8 dólares?".
Musk sigue con su habitual carácter altivo y durante la madrugada de este domingo ha hecho un tuit con tono amenazante: "Criticadme todo el día, pero costará ocho dólares".
Las decisiones y provocaciones del magnate, que se plantó en la sede de Twitter con un lavabo y se autoproclamó "Tuitero jefe", están provocando una ola de reacciones que llega a las más altas esferas. La ONU instó este sábado a Musk a velar por el respeto de los derechos humanos en Twitter, ya que la organización teme que la promesa de flexibilizar la moderación del contenido que se publica se traduzca en un auge de la desinformación y de los discursos de odio.
En este sentido también se ha referido el cofundador de la compañía, Jack Dorsey, que dejó el cargo de director ejecutivo el año pasado. Dorsey se ha disculpado por "hacer crecer la red social demasiado rápido", un hecho que relaciona con la ola de despidos. "Me doy cuenta de que muchos empleados están enojados conmigo", escribió.