Los Mossos d’Esquadra han recibido 58 denuncias de personas que afirman haber sufrido pinchazos con una aguja mientras se encontraban en espacios de ocio nocturno como bares musicales, discotecas o recintos de conciertos. Esta es la cifra de todas las víctimas que han presentado una denuncia. La de todas las que aseguran haber sido pinchadas a lo largo del presente verano es superior porque algunas, tras comunicar lo ocurrido en los establecimientos, han preferido no denunciarlo formalmente en una comisaría de la policía catalana. Este recuento es hasta el fin de semana del 13 y 14 de agosto. Ninguno de estos pinchazos está relacionado con abusos sexuales ni tampoco con robos. Es decir, quienes pincharon a sus víctimas no lo hicieron para inyectar sustancia estupefacientes con la intención de adormecerlas para abusar sexualmente de ellas o para quedarse con sus pertenencias, una realidad que contradice el bulo de los violadores que sedan con aguja a sus víctimas y que atormenta a las jóvenes de medio continente. Los pinchazos se han producido. Pero no hay rastros de droga en los análisis clínicos ni consta tampoco que hayan contraído una enfermedad. Con la boca pequeña, expertos y policías apuntan a una moda absurda que también se reprodujo en los mismos términos en países como el Reino Unido, Alemania o Francia, donde además ya ha desaparecido.
Delito o bulo
58 denuncias por pinchazos en discotecas de Catalunya sin abusos sexuales ni robos
Los tres últimos casos conocidos se produjeron el pasado fin de semana en establecimientos del paseo marítimo de Barcelona
lloret /
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