Fallecido en junio de 2021

La muerte solitaria del estafador Almudí Breto se convierte en el último regate a sus víctimas

  • Su defunción no constaba ni a las autoridades judiciales, ni a los Mossos, ni a su abogado, ni a los afectados por sus engaños, que seguían persiguiéndolo

Irene mirando a través de una ventana del café Zurich de Barcelona. / Jordi Cotrina

A su cita con el banquillo de los acusados del juzgado número 2 de Arenys de Mar, José Luís Almudí Breto (Teruel, 1952) llegó puntual, vestido con un traje elegante y camisa blanca desabrochada bajo la nuez. Por última vez le contó a su abogado del turno de oficio que aquella denuncia por estafa de 8.250 euros, a una mujer a quien engañó fingiendo que trabajaba de médico en el hospital Vall d'Hebron, iba a solucionarse enseguida. El letrado, Albert Ramentol Sabaté, le miró y tuvo la misma sensación que en los encuentros anteriores: que solo él se creía lo que contaba. El juicio terminaría en condena de un año de cárcel. Aquel 24 de marzo de 2021, Almudí, a la salida del juzgado, dijo también otra vez a su abogado que debía marcharse a Valencia a cerrar un trato importante. Ramentol, cada vez más consciente de que había pocas cosas de las que soltaba que fueran ciertas, no pudo reprimirse y le preguntó si a Valencia no iba en realidad a tomar el sol. Aquello no gustó a Almudí. Abogado y cliente no volvieron a verse. El extrabajador del Ayuntamiento de Barcelona, que acumuló seis denuncias por estafa tras jubilarse, entre 2017 y 2020, falleció a las pocas semanas. Y nadie se dio ni cuenta. Así de solo estaba.