La jueza ordena detener al príncipe africano de las fiestas ilegales

Randy Koussou Alam-Sogan, el supuesto príncipe del reino africano de Benin, se ha esfumado. La policía no lo localiza y ha dejado su lujoso chalet de Madrid, el mismo donde hizo fiestas ilegales y polémicas durante la pandemia de covid-19. Una jueza ha dictado contra el príncipe una orden de detención, según ha sabido EL PERIÓDICO. El príncipe Randy tiene pendiente un juicio por violencia de género. Una antigua amiga le acusa de malos tratos y el fiscal ha pedido para él 11 meses de cárcel y tres años de alejamiento de la víctima por un presunto delito de lesiones. El juicio, que ha sido aplazado varias veces, está previsto para finales de este mes. El problema es que la policía no localiza al príncipe Randy. De ahí que la jueza haya ordenado su detención y puesta a disposición para comunicarle su situación legal y la fecha del juicio. Agresión El 22 de noviembre de 2020, una joven denunció a Koussou por violencia de género. Aseguró que llevaban un mes de relación sentimental y que durante una de las fiestas ilegales en el chalet del príncipe, el hombre la había agarrado por el cuello y la había arrojado al suelo, golpeándose contra un mueble de cristal. Añadió que le dijo: "Soy Príncipe de África, tengo mucho dinero y un amigo policía, a mí no me va a pasar nada". El príncipe de Benin afirmó ante la juez que todo era falso y que la denunciante se enfadó con él al verle con otra mujer en el dormitorio. Posteriormente, en declaraciones al programa 'Cuatro al día', añadió que la mujer era una escort y que le había denunciado porque él no había querido pagarle. Ahora, la jueza ha ordenado a la policía que le localice y lo ponga a su disposición. El problema es que Randy Koussou no responde al teléfono móvil que consta en las diligencias y que ya no vive en el chalet de Aravaca, en una lujosa zona residencial. Así lo comprobó EL PERIÓDICO. Los vecinos aseguran que se fue de allí "hace meses". De hecho, la vivienda ya tiene nuevos inquilinos desde hace aproximadamente un mes, que explicaron a este diario que se enteraron de las fiestas y los problemas legales del príncipe cuando ya estaban instalados en la casa. Si el príncipe no aparece y la policía no lo localiza antes de la fecha del juicio, el hombre podía ser declarado en rebeldía por la justicia española, explicaron fuentes jurídicas. En su caso, además, el juicio contra él podría celebrarse sin su presencia, al tratarse de un supuesto delito por el que le piden menos de dos años de prisión. 20.000 millones El príncipe Randy Koussou Alam-Sogan aterrizó en Madrid en la primavera de 2020, avalado por su fama de hombre de negocios internacional y un reportaje de la revista Forbes donde se le dibujaba como responsable del conglomerado empresarial Black Lion Holdings, presente en 22 países africanos y que manejaba fondos de unos 20.000 millones de dólares. Se instaló en lujoso chalet de 2.840 metros en Aravaca, que alquiló a una sociedad administrada por Luis García-Abad, representante, entre otros, del piloto Fernando Alonso. Sus primeras fiestas en Madrid, celebradas en plena pandemia, le hicieron popular. Una de ellas, celebrada el 11 de julio, acabó en escándalo y con intervención de la policía. Acudieron personajes televisivos, ex futbolistas, una política de Vox y hasta un jugador en activo de la NBA, Willy Hernangómez, que pidió perdón públicamente. Hasta 85 personas en plena pandemia. Randy admitió luego que también había mujeres, que debían ir en debían ir en bikini o pantalón corto. Veinte de ellas fueron personalmente contratadas por el príncipe y aparecieron disfrazadas de sirenas. El príncipe explicó que eran "azafatas de imagen" o "escorts". Los agentes volvieron a su casa semanas después, tras otra fiesta ilegal a la que acudieron unas 200 personas. Sirenas y escorts Koussou defiende la existencia de sirenas en los mares. En muchas de las fiestas que organiza pide a las mujeres que vayan vestidas como esos seres mitológicos. De hecho, ha dirigido el Queen of the Waters Institute, nacido supuestamente para el estudio de las sirenas reales. En su web afirman que se trata de un centro de investigación con sedes en Benín, Togo, Países Bajos, Francia, Reino Unido, Noruega y Hawái, cuyo objetivo es "estudiar el conocimiento metafísico basado en los misterios de la naturaleza y el universo desde una perspectiva africana". Entre 2011 y 2018, el príncipe tuvo varios cargos en diferentes sociedades con sede en Reino Unido, aunque con un patrimonio mucho menor del que había reflejado el reportaje de Forbes. Todos esos negocios fueron cerrando, aunque en Londres empezó a celebrar las fiestas que luego le harían famoso, rodeado de lujos. También se instaló durante algunas temporadas en París y Dubái. En una entrevista concedida al portal Nius, explicó que él no es un príncipe "comparable al de Inglaterra o al de Noruega". "Tenemos tierras, posiciones notables, un estatus real, pero mi familia no es billonaria", señala. Respecto a su situación económica, admitió que a veces tenía algunos retrasos en el pago a sus empleados. "Al mover grandes sumas de dinero, todo debe estar justificado y eso lleva su tiempo –aseguró entonces–. Todo el mundo tiene deudas a ese nivel. Hasta Donald Trump".

La jueza ordena detener al príncipe africano de las fiestas ilegales

Una de las asistentes a las fiestas ilegales, a las que acudían famosos, deportistas y un político de Vox, le acusa de haberla golpeado

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