Levantado el toque de queda, Barcelona se prepara para un verano lo más normal posible. Una ciudad reanimada, con turistas y de bares abiertos. También con un repunte de denuncias por hurtos, robos violentos, peleas nocturnas o agresiones sexuales que las restricciones sanitarias habían hundido a márgenes históricos. A los Mossos d'Esquadra no les quita el sueño el auge de botellones pero sí evitar que el despertar de la delincuencia no devuelva la ciudad al verano de 2019. Mandos como la intendenta Sílvia Cata, coordinadora de Seguridad Ciudadana, o el intendente Joan Carles Granja, responsable de la Divisió d’Investigació Criminal en Barcelona, aseguran haber invertido estos últimos 14 meses en reformular el modelo de actuación policial: cada uno de los diez distritos dispone ahora de un mapa de calor semanal de la actividad criminal. La hoja detalla qué puntos de su área concentran los delitos y a qué horas se perpetran. Las órdenes son aprovechar ese trabajo de inteligencia para evitar que se produzcan saturando de unidades uniformadas de los Mossos y de la Guardia Urbana esos lugares señalados en rojo. Es parte del aprendizaje de 2019.
Dispositivo para evitar un repunte delincuencial
Nuevo modelo policial en Barcelona tras la pandemia
Los 10 distritos de la ciudad saturarán de unidades uniformadas las zonas que la información señala como puntos calientes de robos y hurtos
ARCHIVO / Dos agentes de los Mossos se llevan en coche a un carterista detenido en el metro por hurto. /
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