El fenómeno de los botellones, jóvenes que se reúnen para consumir alcohol y escuchar música en espacios públicos, se perfila como una de las cuestiones más complicadas de gestionar para cuerpos municipales como el de la Guardia Urbana de Barcelona cuando quede sin efecto el toque de queda. Controlar este tipo de concentraciones ha sido durante la pandemia una "prioridad" para el Ayuntamiento. En el distrito de Ciutat Vella, donde se producen más de la mitad de los botellones de la ciudad, hay un grupo de agentes que específicamente se dedica a patrullar para desalojarlos. Los asistentes a estas fiestas al aire libre a veces se cuentan por centenares y respetan poco o nada las medidas sanitarias, una combinación que las convierte en entornos ideales para la propagación de un virus que se ha cobrado solo en Catalunya más de 20.000 vidas.
Fiestas contra la salud
Temor policial a un auge de botellones con el fin del toque de queda
Responsables del cuerpo municipal se preguntan cómo va a reaccionar la ciudad si se levanta el toque de queda y los bares siguen cerrados
El 75% de las multas por consumir alcohol se han puesto en horario diurno porque la prohibición nocturna ha ayudado a contener el fenómeno
Un agente de la Urbana en el paseo del Born en una imagen reciente. /
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