Picaresca contra las restricciones

Fiestas silenciosas, jarana en la peluquería o guateques en hoteles para burlar el toque de queda

  • Las celebraciones ilegales van en aumento, un síntoma de agotamiento social ante un encierro intermitente que se acerca al año de duración

  • Los Mossos d'Esquadra se reúnen con hoteleres y empresarios de casas rurales para advertirles de que no pueden hacer la vista gorda

  • La ampliación perimetral entregará un "balón de oxígeno" a restauradores y ciudadanos que podrán cambiar de municipio por placer

Un cartel que anuncia el fin de las celebraciones.

Las fiestas ilegales preocupan a los cuerpos policiales. Desde la implantación del toque de queda hace más de tres meses, una correa que estranguló definitivamente el ocio nocturno, los intentos de burlar las restricciones sanitarias y correrse una buena juerga nocturna –despreciando la amenaza de una pandemia que ha matado casi a 60.000 personas solo en España– se han multiplicado. Ha habido propuestas de brocha gorda, como 17 personas encerradas en una peluquería del barrio del Verdum a las tres de la mañana, pero también más elaboradas, como una fiesta silenciosa con auriculares en apartamentos turísticos. Los Mossos d’Esquadra se han reunido con hoteleros y empresas de alquiler de casas rurales para advertirles de que hacer la vista gorda también es sancionable.