El negocio de Santi Shu

Así se convirtió un bazar multiprecio en una "isla" para rescatar a 50 personas de morir por la DANA

La Guardia Civil aprovechó que este establecimiento estaba en un punto más elevado para trasladar a los vecinos que rescataba del agua durante la inundación

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Agentes de la Guardia Civil junto a una vecina rescatada.

Rubén Sebastián

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Rodeado de agua por todos los costados, el bazar multiprecio de Santi Shu en La Alcudia se convirtió en un refugio improvisado el día de la DANA. En la tarde del trágico 29 de octubre, su establecimiento fue un punto seguro de un operativo de rescate pocas veces visto y que permitió a la Guardia Civil salvar unas cincuenta vidas en uno de los momentos críticos de la inundación.

El sargento Miguel Giménez recuerda que la localidad ya sufrió inundaciones a lo largo de la mañana, aunque "lo que sucedió por la tarde y la noche fue exagerado". La entrada de La Alcudia desde Carlet se convirtió en un río y la fuerza del agua destrozó la puerta de una fábrica de muebles, que fueron arrastrados hasta bloquear la CV-50. "No se podía pasar hacia ningún lado y nos quedamos a auxiliar a todas las personas de esta zona", explica.

La situación en la zona comercial era caótica, con decenas de personas que trataban de escapar del lugar. "En esos casos, mucha gente se aferraba a lo material y no se centraba en su vida, no querían abandonar sus coches", relata el sargento de la Guardia Civil.

La agente Laura Mora llegó al lugar junto a Guillermo Durán y Raúl Climent a través de caminos rurales en los que el agua ya complicaba la circulación. Las diversas patrullas hicieron valerse de cuerdas y cadenas humanas para rescatar de sus vehículos a todo tipo de civiles, desde familias con niños hasta personas mayores.

En aquel momento, Santi fue su salvación. "Estábamos abiertos, nos ofrecimos a recibir a las personas que rescataba la Guardia Civil. Cerramos la puerta grande y pusimos sacos de tierra para que no entrara agua", relata el propietario del negocio, en el que agentes y rescatados permanecieron varias horas.

Arrastrado por la corriente

Entre las personas rescatadas se encontraba Amparo Amat, vecina de La Alcudia, que circulaba por la CV-50 junto a su marido y sus perros cuando el nivel del agua creció: "Nos acercamos a Carlet para ver el río y cuando lo vi me asusté. Le dije ‘¡a casa, a casa, ya!’. Serían sobre las seis y cuarto cuando, llegando a La Alcudia, me llamó mi hermana para decirme que regresara porque se había salido el Magro, yo le contesté que estábamos ya sobre el río. Todo era agua. Al llegar a la rotonda otros vehículos no se atrevían a pasar y nos paramos frente al bazar".

Se intentó la evacuación del local en varias ocasiones. Climent, atado con una cuerda, se adentró en las zonas inundadas para comprobar la viabilidad de regresar al casco urbano. "Cuando ves a tantas personas en riesgo, tienes que buscar cualquier vía de escape. El agua subió el caudal y tenía mucha fuerza, arrastraba ruedas y palés. Al volver, la riada me tumbó y los compañeros tuvieron que tirar de mí para devolverme", narra el agente.

Mientras, tanto el propietario del bazar como los guardias civiles atendían las necesidades básicas de las personas allí guarnecidas. Y evitaban una situación de mayor riesgo. "Tuvimos dos momentos críticos, el primero fue el rescate de la gente en sus vehículos. Más tarde, la puerta trasera del establecimiento empezó a ceder y la tuvimos que atrancar para evitar que entrase el agua en el negocio", asegura el cabo primero Francisco Javier Castillo.

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Pasadas las once de la noche, pudieron acompañar a las personas rescatadas a sus hogares. El nivel del agua había descendido y les cubría por debajo de la cintura. Sin embargo, la labor de los agentes todavía se prolongó hasta la mañana siguiente. "Recorrimos calles con el agua por la cintura y todo eran llamadas de auxilio, sobre todo de gente que intentaba subir a plantas superiores", reconoce Climent. Todos coinciden en que lo vivido aquella jornada no se puede comparar con nada que hayan experimentado con anterioridad. "Fue un servicio que no olvidaremos nunca", concluye Mora.

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