Europa decide entre extremar el control de fronteras o apostar por las vías migratorias seguras

"Que Europa no disponga de vías legales y seguras para la inmigración tiene un tremendo impacto sobre las condiciones en las que llegan y atendemos a los migrantes aquí, en Barcelona", explica María del Carmen de la Fuente, directora de la oenegé Migrastudium. Esta entidad se encarga de acompañar y acoger a personas que llegan a España sin documentos legales. "Deben malvivir en condiciones 100% indignas", recuerda. A día de hoy, poco pueden decir los Estados sobre cómo entran los inmigrantes a nuestro país: es una política que depende de Europa. Abogados, activistas y técnicos municipales de acogida insisten en el papel clave de estos comicios para decidir la posición de Europa ante las migraciones. "Estamos ante la elección de la Europa fortaleza que no deja entrar a nadie o la Europa solidaria que da oportunidades".

Las instituciones europeas son las encargadas de decidir cómo y quién puede traspasar las fronteras de la UE y llegar hasta nuestros país. Quién necesita visados, quién está capacitado para moverse libremente, quién puede llegar a las costas o a los aeropuertos, quién debe ser devuelto a su país o a terceros países y qué documentación se requiere para demostrar motivos de protección internacional. "Las vías de entrada, sean seguras o no, dependen de Europa. Y más desde la aprobación del Plan Europeo de la Migración y Asilo que ha terminado de limitar las competencias de cada país", explica Carlos Kastilla, doctor en Derecho Internacional y Migracionesde la UPF.

Pacto Europeo

Las oenegés rechazaron de pleno este pacto que, entre otras medidas, promueve la creación de centros de internamiento de los migrantes, también refugiados, antes de cruzar la frontera. A su vez, permite detener y privar de libertad hasta un año a las personas que no sean aceptadas para entrar en Europa, que los países puedan pagar para no acoger inmigrantes y que estos sean traslado a terceros países. Este acuerdo, al que llegaron los estados miembros de la UE bajo la presidencia española del Consejo de la Unión, ya ha sido ratificado por el Parlamento en distintos reglamentos. PP, PSOE, Ciudadanos y Junts votaron a favor. ERC y Podemos, en contra. Vox se abstuvo por considerarlo poco restrictivo.

"Es el momento que tiene la ciudadanía para dar su opinión sobre este pacto", dice Kastilla. "Ahora tenemos dos años de margen para decidir cómo se aplica. Dependiendo del resultado electoral, este control fronterizo puede ser más restrictivo. Están en juego la vida de miles de personas", insiste Gloria Rendón, consultora de planes de acogida y migración de varias instituciones y exdirectora del Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrants y Refugiados (SAIER) de Barcelona.

"El pacto no se podrá anular, pero en función del parlamento que salga existirán más controles o menos, se pondrán más o menos facilidades... el Parlamento puede ser una institución que vigile si en la aplicación de este pacto se incumplen derechos humanos, o puede decidir poner todo el dinero que haga falta para cerrar los ojos ante lo que ocurre", explica Josetxo Ordóñez, abodado especializado en Derecho de Extranjería de la oenegé Migrastudium.

La fórmula de las vías seguras

Técnicos de acogida y de interculturalidad en Barcelona también muestran sus temores ante la disyuntiva que se presenta en estas elecciones europeas. "Tenemos el ejemplo de Ucrania. Europa decidió poner las cosas fáciles a las personas que huían de la guerra. La amplia mayoría de ellos ya están trabajando en nuestro país sin problemas. ¡Lo dice hasta el Banco de España, necesitamos inmigrantes!", insisten estas fuentes. "Si ponemos menos trabas y más facilidades de contratación o de solicitdes de asilo para establecer vías seguras de llegada, seguramente se reduciría muchísimo la situación de malestar social y emocional de los migrantes y de tensión en los servicios sociales".

Ordóñez recuerda la motivación de la ILP de la regularización masiva de inmigrantes que se está estudiando e el Congreso. "La idea es reconocer derechos a todos los extranjeros que, en una situación de máxima penuria, ayudaron a levantar el país durante la pandemia. Por ejemplo, cuidando a los más vulnerables", sigue el abogado. "Europa debe decidir si se olvida de esto o no", añade Kastillo. Rendón señala los riesgos de apostar por la política securitaria y de extremar los controles en fronteras, en contra de la de permitir más contrataciones en los países de origen para cubrir empleos en Europa. "Si se permiten las vías seguras, ganaremos en cohesión social y recaudaremos más impuestos. La gente no dejará de huir de las guerras y de la miseria –resume Cendón–. Por muchos controles que se pongan, la gente seguirá viniendo. El tema es si los dejamos morir en el mar o les damos una oportunidad".