Son las nueve de la mañana y Margalida Maura (92 años) aguarda, paciente, en su dormitorio a que Toni Gomila aparezca. Como si de un ángel de la guarda se tratase (solo le faltan las alas), llega con la sonrisa que tanto le caracteriza, tímida pero sincera y afectuosa. "Bon dia, com estam avui?", comienza a decir este trabajador familiar, mientras procede a levantarla de la cama para continuar con el ritual matutino: aseo y un buen desayuno mientras le lee el diario. A escasos 500 metros se encuentra Daniela Escalante (83 años), quien, pinturas en mano, permanece sentada en la camilla hasta que Ana Amores cruza el umbral de la vivienda. "Te estaba esperando", le suelta nada más verla. Son las diez y aún tienen una hora por delante para estar "juntas".
Cuidados
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Toni ayuda a Margalida con sus ejercicios diarios. Ha vuelto a caminar después de una intervención. /
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