El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha presidido este viernes la puesta en servicio del nuevo tramo de la B-40 entre Olesa de Montserrat y Viladecavalls, una de las obras de infraestructuras que acumula más retrasos en Catalunya. Hasta 17 años se ha tardado en completar los 6,2 kilómetros del tramo y no ha sido el único error de cálculo. También ha superado con creces el presupuesto inicial: de los 129 millones de euros previstos en 2007 hasta los 250 millones finales en 2024.
Con esta inauguración, la B-40 remata la conexión de 13 kilómetros entre Abrera y Terrassa y vertebra la comunicación entre el Baix Llobregat y el Vallès Occidental. La perforación de los túneles de Olesa, de 1.200 metros de longitud, ha representado la parte más compleja de este tramo.
Cuarto cinturón B 40 /
Crisis y problemas sobre el terreno
El origen de tanta demora se remonta en primer lugar a 2011, en plena crisis económica. Los inconvenientes se fueron acumulando en los años posteriores con incidencias como corrimientos de tierras e incumplimientos administrativos: desde la ministra Ana Pastor (PP), que aseguraba que el tramo se inauguraría en 2018, pasando por Íñigo de la Serna (PP), que lo pospuso a 2019, hasta llegar a la socialista Raquel Sánchez, que el año pasado sostenía que no acabaría 2023 sin que la infraestructura viera la luz.
Inauguración del tramo de la B40 entre Olesa y Viladecavalls /
Para añadir complejidad a las obras, cabe destacar una falta de entente entre administraciones: para el Govern, la B-40 termina en Terrassa y emplea la denominación de Ronda Nord para referirse al tramo Terrassa-Sabadell, no como B-40, nomenclatura oficial para el Ministerio de Transportes.