Radiografía de un eje icónico

Vecinos del Passeig de Gràcia: "Es fuerte que venga gente de tan lejos para retratar tu casa"

Andrea Acquarone en la terraza de su ático en Passeig de Gràcia. / FERRAN NADEU

El número 130 del Passeig de Gràcia, la finca contigua a la Casa Fuster, es seguramente una rara avis en la calle más cara de ese Monopoly llamado Barcelona. Pese a haber sido construida en 1909 por el mismo arquitecto que este hotel de cinco estrellas "gran lujo" –esa es su catalogación exacta–, Lluís Domènech i Montaner, basta cruzar la puerta de la escalera para ver que esta no es la finca que uno imagina encontrar en la más señorial de las avenidas de la ciudad. Bicicletas y cochecitos de bebé bajo de los buzones dan la bienvenida al visitante. La escena habitual de las fincas sin ascensor, como es el caso.