Los jóvenes han sido los encargados de enterrar los prejuicios hacia la Formación Profesional (FP) que aún arrastran gran parte de sus mayores. El futuro -y el presente- son ellos y, a juzgar por los números, lo tienen claro: se acabó el tiempo en el que la FP era la hermana pobre de la educación. La tendencia de los principales indicadores del último año confirma que la FP sigue mejorando en prestigio y aceptación: es elegida por uno de cada tres estudiantes de enseñanza posobligatoria en España, y representa ya la modalidad educativa con mayor tasa de crecimiento en alumnado matriculado, que se refleja también en indicadores del mercado de trabajo, en el que un tercio de las ofertas laborales demandan perfiles de FP, o en la mayor tasa de empleabilidad en comparación con otros niveles educativos, como educación obligatoria o bachillerato.