Día internacional contra la violencia escolar

La lucha antibullying pone el foco en el agresor y su familia: "Yo no sabía que hacía el mal"

El activista Jero García, que sufría un trastorno de hiperactividad no diagnosticado y fue acosador en su infancia, explica su experiencia y reclama actuar con decisión en el entorno del agresor

"Desbordados y tremendamente solos": así se sienten los nuevos coordinadores 'antibullying'

La unidad USAV de Educació ha atendido en lo que va de curso a 332 alumnos víctimas de violencia: siete por día

Jero García, exboxeador y autor del libro Cola de lagartija. / José Luis Roca

Jero García nació en 1970 en Carabanchel, el barrio de Madrid donde, como en la mayoría, en los años 80 reinaba la ley del más fuerte. Los matones molaban y, en el patio del cole, “o te quitaban el bocadillo o lo quitabas tú”, recuerda. Él era de los segundos: pegaba y martirizaba a sus compañeros. Alguno, incluso, se quiso suicidar, explica. “Yo no era consciente, no sabía que hacía el mal”. Ahora, a sus 53 años y reconvertido en activista antibullying, sabe que el principal motivo que lleva a un niño a quitarse la vida es, precisamente, el acoso escolar. No hay fórmula mágica para acabar con este tipo de violencia. Pero García, al igual que otros muchos expertos, tiene claro por dónde hay que que empezar: por la prevención. “Si queremos prevenir, hay que ir al acosador. Y más que a él, a sus padres. Si ese niño está haciendo daño es porque algo no ha aprendido bien”.