Jueves, víspera de la verbena de Sant Joan, último día de colegio para 700.000 escolares catalanes, que tienen por delante más de dos meses de vacaciones; que sus familias deberán gestionar como buenamente puedan. Día de abrazos, despedidas, lágrimas (sobre todo entre los que cierran etapa y darán el salto al instituto), regalos más o menos acertados a la profesora y levantamiento del toque de queda para irse a la cama, porque, ay, mañana ya no hay cole. Termina un curso que empezó antes -uno de los legados que deja el cuestionado 'exconseller' Cambray es el avanzamiento del calendario- y que acaba con un cambio de 'consellera' e importantes asignaturas pendientes: del reivindicado plan de climatización a remontar los pésimos resultados en comprensión lectora o implementar de una vez por todas el decreto de la escuela inclusiva o la educación sexual. ¿Qué novedades habrá el próximo curso?