La T-Mobilitat se parece hoy al resto de títulos de transporte que desde hace tiempo están en funcionamiento en muchas de las grandes capitales del planeta. Pero en 2014 se diseñó con la idea de aportar una novedad insólita todavía hasta hoy: la capacidad de cobrar por distancia recorrida. Si ahora se cobra por coronas, la voluntad es que el viajero tenga un precio totalmente adaptado a sus desplazamientos, y esto incluye, además del trayecto, los beneficios en la tarifa que puedan derivarse de su condición familiar o social. Una tarjeta personal e intransferible que, además, premie a los viajeros más fieles. Por ahora, sin embargo, el único despliegue previsto es el territorial, esto es, que la T-Mobilitat llegue a todos los municipios cuyo transporte público forma parte del negociado de la ATM. Lo de cobrar por kilómetros, la verdadera razón de ser del invento, todavía deberá esperar.
Transporte público
El cobro por distancia recorrida: así está el largo camino pendiente de la T-Mobilitat
¿De quién depende la T-Mobilitat?
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Validación de títulos de transporte, en una parada de metro de Barcelona /
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