Una sonrisa radiante ilumina su cara. La vida de Sandro no ha sido fácil, pero hoy vuelve a ser feliz. Formó parte de una banda juvenil en la Comuna 13 de Medellín (Colombia) pero su vida ha dado un vuelco de 180 grados, igual que las contorsiones de los bailarines de 'break dance'. El hip-hop le alejó de la violencia, y ahora es él quien trabaja con los jóvenes del mismo barrio para que tengan oportunidades.
Colectivos vulnerables
La vida después de una banda en Medellín: "Si me asesinan moriré feliz, ahora trabajo por la paz"
Dos jóvenes colombianos reivindican los proyectos comunitarios y culturales para alejar a los niños de la violencia
Sandro y Margarita Caicedo, dos jóvenes de Medellín que combaten las bandas juveniles ofreciendo oportunidades a los niños y jóvenes de sus ’comunas’. /
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