La una es madre en solitario de una adolescente de 15 años. La otra, abuela de cuatro niños de entre 12 y 4 años. Se llaman Keby Goff y Nubi Santamaría y ambas comparten la angustia de tener que llenar los platos de la comida a diario, sin saber cómo. Tratan de que sus hijos y nietos puedan comer tres veces al día, aunque reconocen que abusan de los hidratos y que la fruta es un lujo. "Comemos menos pero estamos más gordos -cuenta Santamaría-. Claro que la mala alimentación nos afecta a la salud". "Estoy tan harta de tener que negárselo todo que las chuches son lo único a lo que le puedo decir que sí", cuenta Goff. Juntas participan en los talleres de cocina comunitarios del proyecto Alimenta que impulsa el Ayuntamiento de Barcelona: una vez al mes cocinan con otros usuarios de servicios sociales y logran salvar un par de comidas al mes, aparte de las cestas de los comedores sociales que se les facilita.
Efectos de la inflación
Pobreza y obesidad infantil: "Las chuches son el único 'sí' que le puedo dar a mi hija"
El encarecimiento de la cesta de la compra agrava la mala alimentación y la obesidad infantil
Las ayudas de alimentación se triplican en Barcelona: "Hay más gente y menos comida"
EDITORIAL | Cuando la inflación perjudica la salud
Una madre y una abuela que apenas llegan a fin de mes explican cómo gestionan la alimentación diaria de sus familias
Nubia Santamaría Ramírez y su nuera, Nora Liliana, junto a sus nietos Sofía y Dominic, que toman un biberón hecho con pasta hervida. /
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