Los maquinistas de Renfe que trabajan en Catalunya andan estos días inquietos con la posibilidad de que les toque ponerse a los mandos de un Rodalies de la R2, la línea que se ha visto alterada por un incidente que ha situado a la infraestructura, explican ellos mismos, "muchas décadas atrás". Tienen la formación y no sufren por ello, pero han recibido dos documentos con consignas, uno de Renfe y otro de Adif, en los que se detalla cómo debe realizarse la conducción entre Castelldefels y El Prat de Llobregat debido a la avería del enclavamiento de Gavà.

Son el daño colateral, amén de los miles de viajeros afectados, por supuesto, de lo sucedido la noche del lunes, cuando un incendio dejó esta última estación sin comunicaciones, lo que ha obligado a volver al sistema de las banderas y la llamada telefónica para confirmar que el tren puede partir hacia el siguiente apeadero.

Todo esto ha puesto en bandeja de plata el penúltimo choque entre Estado y Generalitat con el tren público como paisaje de fondo. Adif mantiene la tesis de que el origen de todo fue un rayo, mientras que el Govern dice que el Meteocat desmiente la excusa de la tormenta eléctrica y reclama que le dejen realizar su propia auditoría de lo sucedido.

Renfe y Adif se han reunido este miércoles con las autoridades del Departament de Territori para tratar de dar una explicación lógica a lo sucedido y para pactar las soluciones que hay que brindar a los usuarios del tren a los que les esperan unas semanas de movilidad complicada.

El doble de complicada, para ser concretos, pues el incidente solo permite que pasen por esta línea la mitad de los convoyes habituales. Son y serán tres por sentido y hora hasta que se resuelva el problema. Tres semanas, sostiene Adif, titular de la infraestructura. Se presentaban al encuentro con versiones previas contradictorias, con el rayo que el servicio catalán de meteorología no detectó y que fue la primera hipótesis sobre la que se apoyó el Ministerio de Transportes para explicar lo sucedido.

Lecciones y recados

"La gente que coge el tren en nuestro país merece soluciones, y lecciones de los responsables de que tengamos caos ocho de cada 10 días, pocas", decía por la mañana, en el Parlament, el 'conseller' de Territori, Juli Fernández. "El titular del servicio todavía no ha puesto en marcha ninguna medida alternativa, quien lo ha hecho ha sido el Govern", remachó.

Desde la empresa pública, sin embargo, se ha recordado por la tarde, con un tono duro, poco habitual en las comunicaciones de la compañía, que el titular del servicio -"aunque no lo parezca", reza Renfe- es la Generalitat. "Ayer por la mañana (en referencia al martes), se les solicitó (a Territori) un refuerzo en su servicio de bus exprés entre Vilanova y Barcelona. Finalmente, lo anunciaron por la tarde". Para este jueves se esperan siete vehículos más para cubrir la demanda de esta línea de bus interurbano. "Desde Renfe -termina-, la colaboración siempre ha sido máxima con el titular del servicio, a pesar de la ofensiva continua que se lleva a cabo contra la empresa".

Con estos ingredientes era difícil, quizás imposible, que la reunión de la tarde terminara con un apretón de manos. Han entrado separados y han salido peor. Con el Govern exigiendo a Adif que permita a los técnicos de la 'conselleria' realizar una auditoría propia para aclarar las causas del incendio, y con el gestor de la infraestructura insistiendo en que esto tiene pinta de haber sido efecto de un rayo.

La opción de la tormenta eléctrica, sin embargo, quedó en entredicho por la mañana al echar una ojeada a los datos que recoge el Meteocat: ni una solo destello en esa zona ni a esa hora. Los expertos consultados coinciden: el Servei Meteorològic de Catalunya no suele equivocarse con estas cosas. Y sería feo pensar que alguien ha metido mano con el 'photoshop'.

La auditoría persigue demostrar el eje de lo que la Generalitat lleva años reclamando, que la gestión total de Rodalies desde Catalunya (llegó algo de competencias en 2010) haría que las cosas fueran mucho mejor en cuanto a la infraestructura y en cuanto al servicio. Poniendo siempre como ejemplo a Ferrocarrils, empresa 100% comandada desde este lado del Ebro y que, aunque tiene sustos, no da los dolores de cabeza que brindan los trenes de cercanías. Adif, en cambio, asegura que lo sucedido el lunes no es un problema de falta de financiación. Y que sí, que ha sido un rayo. Todo, por cierto, con unas elecciones dentro de tres semanas.