Diseñar y poner en marcha un reactor nuclear es una de las operaciones de ingeniería más complejas y sofisticadas que existen, pero la operación parece un juego de niños comparada con la de su apagado y desmantelamiento. No en vano, si construir una central de energía atómica requiere entre tres y cinco años de trabajo, llevar a cabo el proceso inverso conlleva, en el mejor de los casos, más de una década de minuciosas labores que incluyen desde el desensamble de todas sus piezas y su clasificación en función de su potencial radiactivo hasta su adecuado embalaje para ubicarlas en emplazamientos seguros.
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Se tarda más de una década en desmontar las instalaciones. El paso más complejo es embalar y depositar en un lugar seguro el material radiactivo
Trabajos de retirada de la cúpula de contención de la central de José Cabrera (Zorita) /
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