Impacto climático de la IA

El auge de la inteligencia artificial acelera las emisiones contaminantes

La falta de transparencia de las grandes empresas tecnológicas dificulta calibrar la huella de carbono de unos sistemas que requieren de cada vez más recursos como energía o agua

Un centro de datos de Facebook en Luleå, Suecia. / Jonathan Nackstrand / AFP / Getty Images

Cuando hablamos de inteligencia artificial (IA) es fácil pensar en robots y máquinas con conciencia. Sin embargo, eso son ideas surgidas de la ciencia-ficción. La realidad de esta tecnología generativa es mucho más mundana y sucia. El 'cerebro' de los chatbots como ChatGPT está situado en grandes naves industriales, en centros de datos poblados por extensas columnas de ordenadores que trabajan sin cesar para almacenar billones de datos y resolver operaciones en fracciones de segundo. Esa realidad contamina y amenaza con acelerar el cambio climático.