Un atraco histórico

El asalto al Banco Central: entre la calamidad y el esperpento

La periodista Mar Padilla reconstruye en 'Asalto al Banco Central' (Libros del K.O.) el famoso atraco a la sede bancaria barcelonesa hablando con el jefe de la banda y miembros de los servicios secretos de la época, y su conclusión es que en esencia era un robo, pero no descarta que alguien lo utilizara para desestabilizar la naciente democracia española

Uno de los asaltantes, presumiblemente ’El Rubio’, en el exterior del Banco Central con uno de los rehenes. / Pepe Encinas

Fue, entre las muchas cosas que fue, un esperpento. En la sede del Banco Central en la Rambla de Barcelona, tocando plaza Catalunya, había 263 rehenes en manos de una insospechada banda de delincuentes. ¿Era terrorismo o un simple robo? El Gobierno se inclinaba por lo primero. El año era 1981, el día, 23 de mayo, y hacía tres meses del intento de golpe en el Congreso. 23 de febrero, 23 de mayo: no podía ser casualidad. El clima no ayudaba: la democracia no estaba consolidada y en las calles la violencia arreciaba. ETA mataba, los GRAPO mataban, las fuerzas de ultraderecha acechaban. La gente tenía miedo y el miedo, en ese momento, se concentraba en el Banco Central. Muchos pensaban que el Estado estaba en jaque. Entonces llama Jaume.