Efectos de la crisis climática

Sequía en Italia: El año horribilis del río Po

  • El mayor río italiano afronta su peor crisis de escasez hídrica en décadas

Un hueso yace en el lecho seco del río Po, ya que partes del río más largo de Italia y la mayor reserva de agua dulce se han secado debido a la peor sequía de los últimos 70 años, en Boretto. / REUTERS/Guglielmo Mangiapane

La peor sequía en siete décadas azotó Italia ya en el verano de 2022, cuando el Po, el mayor río italiano, que atraviesa cinco de las regiones más prósperas del país (Piamonte, Lombardía,Véneto, Emilia Romaña y Friuli Venecia-Julia) y representa aproximadamente un tercio de la producción agrícola italiana, registró un gravísimo déficit hídrico. En concreto, en ese periodo, a causa de la escasez de lluvia que se prolongó durante varias semanas, la ausencia de suficiente nieve y las altas temperaturas, el caudal del agua del Po se redujo hasta 3,7 metros por debajo de los niveles más bajos registrados en los años 50. 

El Po necesitaría 45 días de lluvias intensas para recuperar su caudal 

La crisis se plasmó en imágenes tan desoladoras como las cauce del río Po completamente seco a su paso en junio por localidades como Boretto, la provincia de Reggio Emilia. De igual manera, los lagos de la llanura Padana también registraron mínimos negativos. El nivel de llenado del lago Mayor llegó a alcanzar apenas el 22% de su capacidad total, y el del famoso lago de Como, el 25%, mientras que en agosto el de Garda afloró una enorme playa de piedra del fondo de este lago en Sirmione, uno de los principales destinos turísticos de la zona. 

Resultado de ello fueron las medidas drásticas. Centenares de localidades de las regiones más afectadas se vieron obligadas a poner en marcha medidas de racionamiento, invitaron a sus ciudadanos a reducir el uso de agua para todo uso no esencial y los gobernadores regionales solicitaron al Gobierno nacional que se declarase el estado de emergencia nacional por la crisis hídrica. Esta medida excepcional, inicialmente declarada en julio, fue posteriormente prorrogada en diciembre del año pasado.

Economía en aprietos

De hecho, los daños para la economía, en particular el sector agrícola, ha sido muy elevados. Según Coldiretti, una de las principales asociaciones de agricultores del país, el golpe a este sector sumó 6.000 millones de euros perdidos en todo el país, aunque las peores consecuencias se registraron precisamente en el norte italiano. Allí donde se ubica un tercio de la producción agrícola y la mitad de la ganadería italiana, es decir, donde se elaboran productos tan famosos como el jamón de Parma y el culatello de Zibello, así como el célebre queso Parmesano Reggiano y el Grana Padano.

La situación para este 2023 también se preanuncia muy grave, explica el climatólogo Massimiliano Fazzini. “La situación es realmente dramática. ¿Por qué? Porque el área de la llanura padana recibía anualmente un promedio 1.200 milímetros de agua de lluvia. Sin embargo, en el último año, solo cayeron 550 milímetros de agua, es decir, menos de la mitad. Lo que se suma a que las reservas de nieve son prácticamente inexistentes desde el verano pasado”, explica. “Si no se recupera esta situación, es evidente que el próximo verano será terrible”, resume. 

Asunto aparte es la aparición de problemas completamente inéditos como la subida de la cuña salina, un proceso por el cual materia salina avanza por zonas de aguas dulces provocando graves alteraciones a la biodiversidad. Algo que también está afectando a alrededor de 40 kilómetros del río Po, lo que ya a provocado el año pasado que se tuviera que suspender el uso del río para la irrigación agrícola. 

Verano difícil

La alarma ya ha sido lanzada en las pasadas semanas, con los geólogos que calcularon que el río Po necesitaría un mes y medio (45 días) de lluvias intensas para recuperar su caudal y hacer frente al verano. Un escenario que difícilmente se producirá. "Se trata de un segundo año muy anómalo, por la escasez de las lluvia y de nieve. Por eso, el resultado no podrá ser mejor que el de 2022, sino peor", ha explicado Roberto Perotti, presidente del Colegio de Geólogos de Lombardia. 

"¿Qué se puede hacer? Prestar mayor atención a la distribución y racionamiento del agua de los grandes embalses", ha argumentado. "Los afluentes innumerables del Po (…) encandilan la tierra con agua". Esto es lo que escribía el catalán Josep Pla en un libro prologado en 1954. A Pla, un experimentado conocedor de Italia, le fascinaba "la fuerza fecundante" y las "húmedas riberas" del Po. Imágenes que hoy casi parecen ciencia ficción.