Catalunya se estanca en la gestión de residuos: más del 50% no se recicla

Catalunya suspende un año más la asignatura de la gestión de los residuos. Lo primero: se sigue desechando una cantidad de basura superior a la que las administraciones consideran adecuada. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, los datos de 2022 no mejoran los de 2021, ya que se han vuelto a generar alrededor de 4 millones de toneladas de residuos. Una cifra equivalente al volumen de 3,5 millones de coches. El segundo problema: más de la mitad de estos desperdicios se tiran en el contenedor gris, el de los restos. Es decir, que no se reciclan. Pero es que además de esto, todavía hay un tercer problema: un 35% de todos estos residuos acaban en vertederos controlados. "Esto es un fracaso. No podemos ir acumulando basura en vertederos como si nada", critica Rosa García, directora general de la entidad Rezero, que apuesta por un futuro sin residuos. Según García, tampoco mejora el porcentaje de residuos que acaban en incineradoras (el 20%), un destino que, por mucho que genere energía, tampoco es el ideal. Rezero exige políticas concretas que apuesten verdaderamente por la reutilización: "La basura está creciendo, es insostenible seguir así", insiste García. Toneladas de basura en Pierola En Catalunya, en estos momentos, hay una cincuentena de vertederos. El de mayores dimensiones —el segundo de España— está en Els Hostalets de Pierola (Anoia). Este vertedero concentra la mayor parte de restos generados por el Área Metropolitana de Barcelona, aunque no forme parte de ella. La gente del pueblo (unas 3.127 personas) votó hace dos años a favor de ampliarlo, porque sustenta la mitad del presupuesto del municipio. El alcalde, Gerard Parcerisas, es consciente de que el pueblo disfruta de unos servicios desproporcionados en comparación con el número de habitantes: "Tenemos museo, 'escola bressol', aula de música, centro de día, punto joven y muchas subvenciones. Todo esto sería inviable sin los más de tres millones de euros que recibimos por el vertedero". Por cada tonelada de basura que entra en la instalación, reciben tres euros. Parcerisas dibuja un pueblo futuro que no dependa de esta infraestructura (a unos 10 años vista, por ejemplo), pero sabe perfectamente que a medio plazo es imposible imaginar Els Hostalets sin el vertedero de Can Mata. El objetivo de la Generalitat es empezar a prescindir de este tipo de instalaciones, que en muchos casos están en manos de empresas privadas. Pero no será posible si no se reduce la cantidad de basura generada. Las plantas de tratamiento de los desechos trabajan al máximo para sacar provecho de todo lo que se acumula en los contenedores repartidos por los municipios catalanes. Sin embargo, una parte de los residuos que se tratan también acaban en vertederos controlados, según datos del Área Metropolitana de Barcelona. Isaac Peraire, director de la Agencia de Residuos de Catalunya, un organismo que depende de la Generalitat, reconoce que Catalunya está estancada en esta materia: "Somos conscientes. Hay que revertirlo y sabemos cómo hacerlo". Frenazo por año electoral Los datos, analizados al detalle, señalan hacia las ciudades, y más concretamente, hacia Barcelona y alrededores. "Las urbes son clave y tienen que mejorar en la recogida selectiva de alta eficiencia. Decenas pueblos ya lo hacen", advierte Peraire. La recogida de alta eficiencia incluye métodos como el 'puerta a puerta' o los contenedores inteligentes. Sin embargo, considera Peraire que en el último año algunos ayuntamientos de grandes ciudades han cambiado el pedal del acelerador por el del freno: "Es año de elecciones municipales y se nota, algunos consistorios metropolitanos han preferido bajar el ritmo a la hora de proponer estas medidas". ¿Pero por qué pasa esto? Según el director de la Agencia, cambiar un sistema de recogida provoca incertidumbre y dudas: "Es el cambio más grande que puede hacer un alcalde". Por este motivo, a menudo los votantes son reticentes a estos modelos. Peraire admite la complejidad del asunto: "Al principio cuesta, pero cuando se aplican bien, funcionan. Y al final, todo el mundo está contento". Más allá de este paso adelante que se pide a las ciudades, Peraire no quiere culpar a nadie en concreto. La Agencia asumen y reparte responsabilidades entre tres ámbitos: la ciudadanía (hacen falta más campañas de concienciación, reconocen), las administraciones y también la industria (tiene el reto de crear productos con los mínimos residuos). Ley urgente La directora de Rezero pretende ser optimista, pero reclama políticas valientes, tanto al Gobierno como a la Generalitat: "La ley española tiene medidas muy superficiales y la catalana está atascada. Nos hablan muy bien de ella pero seguimos sin verla". García opina que la Generalitat ha de aprobar urgentemente una ley ambiciosa: "Esperamos que se pague por lo que se genera, pero también políticas que penalicen productos con residuos innecesarios y que venden en el mercado". El problema, lamenta, es que la ley sigue sin ser una realidad. Peraire promete que la ley se desplegará durante el primer semestre de 2023 y que una de sus principales tareas será la prevención, para que haya menos residuos disponibles en tiendas y supermercados. "El mejor residuo es el que no existe", sentencia. Reivindica que desde el Govern, gracias a los fondos Next Generation, se han invertido 32 millones de euros en recogida de residuos para ayudar a los ayuntamientos aprobar medidas de alta eficacia.

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