Joaquim Nadal: "No tengo la certeza de que la nueva selectividad pueda aplicarse en 2024"

-Ponga un poco de luz en el lío de la nueva selectividad. Los estudiantes que están cursando segundo de bachillerato, ¿con qué exámenes se encontrarán este junio? - No ha habido ningún cambio. Harán el mismo tipo de pruebas que el año pasado. -¿Y los que están en primero? ¿Qué nos puede decir de las nuevas PAU? ¿Cuándo empezarán? -El Ministerio de Educación ha enviado a la Conselleria d'Educació y esta nos ha enviado a nosotros unos primeros documentos de las previsiones de unas nuevas PAU, que avanzarán hacia aspectos más competenciales, que restituirán el papel de la filosofía, etcétera. Pero no me quiero avanzar. -¿Ve factible que empiecen el curso que viene? -En este momento no tengo ninguna seguridad de que sea aplicable el año que viene, entre otras cosas porque un nuevo modelo de selectividad tendrá que ser aplicable cuando lleguen a hacerla los que hayan empezado ya con estas orientaciones primero de bachillerato. Tiene que ir ligado. No puedes aplicar las PAU nuevas a todos en 2024 porque los que están ahora cursando primero se están preparando de la misma manera que los que están haciendo segundo. Tendrás que tener un año de transición en que seguirás aplicando a unos las nuevas y a otros las viejas. -¿Qué le parece el bachillerato competencial? -A mí me parece bien, pero si se está haciendo en el contexto actual tiene que ser compatible con las pruebas actuales, que seguirán teniendo un componente memorístico clarísimo. -Hace pocas semanas celebraban el pacto para los presupuestos, que para su ‘conselleria’ sobrepasa por primera vez los mil millones. La Losu pide llegar al 1% del PIB, cifra que todavía queda lejos. ¿Ve factible alcanzarla? -La Losu habla del 1% del PIB español. La Ley de la Ciencia dice que en el ámbito de la investigación y de las universidades en Catalunya llegaremos al 1% del PIB catalán. El juego entre España y Catalunya plantea una dualidad de escenarios que es el que es por razón de la actual situación. Que celebremos haber superado la cifra de 1.000 millones para universidades no quita que justo ahora estemos empezando a revertir el impacto de los recortes de 2010. Empezando. Hemos perdido 10 o 12 años. Mantenimiento de edificios: de 36 a 51 millones. Programas de choque para flexibilización del profesorado: 15 millones nuevos. -Los profesores asociados están en huelga. Pese a que uno de los objetivos de la nueva ley es acabar con la precarización, consideran que esta no ofrece suficientes garantías. ¿Qué les diría? -Yo les diría, no solo a los que están en huelga, también a los que no lo están, que tienen que estar atentos a las nuevas oportunidades que se les abrirán a partir de ahora. La posibilidad de transformar asociados en lectores, que cada universidad arbitrará a partir de los recursos que les daremos, ayudará a cambiar el sentido progresivamente hasta que sean lo que dice la ley que tienen que ser. A medida que el sistema se regularice, los asociados dejarán de ser la mano de obra barata ocasional y precaria que se usa para atender las necesidades más perentorias de la docencia y pasarán a ser personas de reconocido prestigio que tienen complementariamente una dedicación a la universidad, pero que tienen otro 'modus vivendi'. Y, quien haya decidido hacer carrera universitaria, abandonará la posición inicial de asociado y entrará en el escalafón de las distintas posibilidades que se le ofrecerán. -¿Se pone un calendario, para ese cambio progresivo? Hace pocos días decía que sería imposible cumplir los estándares que marca la ley. -Lo que dice la ley es que en el profesorado de las universidades tiene que haber necesariamente un mínimo de un 51% de funcionarios. Por tanto, habla de un máximo de un 49% de laborales, permanentes o no. Lo que yo digo es que a día de hoy hay universidades de Catalunya que tienen un 70% de laborales y solo un 30% de funcionarios, de manera que lograr los márgenes que marca la ley en los próximos años es de muy difícil cumplimiento. -En los próximos años son.. ¿cinco, diez? -Yo creo que en cinco años no se revierte. -Otra de las asignaturas pendientes del sistema universitario es el catalán. ¿Qué medidas concretas aplicarán para mejorar su débil salud en las facultades catalanas? -Entre otras cosas hemos contratado a una sociolingüista de muy primer nivel, Marina Massaguer, para coordinar estos temas. Avanzaremos en la defensa de la idea de que el catalán tiene que ser lengua prioritaria, y eso se tiene que hacer asegurando que se consolida una tendencia, que en algunos casos se cumple y en otros no, de que en los grados la enseñanza en catalán esté en unos porcentajes razonables, del 60 o el 70%. -¿Es ese el objetivo? -No, no, no. Yo no pongo porcentajes de horizonte. Pero en las universidades hoy hay más catalán del que la gente piensa y menos del que sería deseable. Además, hay quien plantea erróneamente desde el punto de vista político que el fortalecimiento del catalán es en detrimento del castellano, cuando la realidad dice que eso no es así. La demostración de que no es no es así es que, si miramos los porcentajes de los máster, haciendo una disrupción de las estadísticas, pero para que se me entienda, hoy en día los máster son 30% catalán, 30% castellano y 30% inglés. A mí, que aumentara el catalán me parecería bien, pero que aumentara el inglés, también. -¿Ahora está en un 70% el catalán en los grados? -En los grados, sí. -¿Qué sería lo deseable? -Avanzar. Hay campo por recorrer.

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