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El policía infiltrado en Sant Andreu: ¿violencia sexual o prevención legítima del Estado?

  • El caso del agente que mantuvo relaciones con ocho activistas para obtener información abre un debate sobre los límites de la intrusión institucional

La abogada Laia Serra, a su salida de la Ciutat de la Justícia. / ACN

Como todas las cuestiones con muchas aristas, el caso del policía que se infiltró en La Cinètika, el centro social anarquista de Sant Andreu (Barcelona), genera polémicas más de una semana después de que saliera a la luz. El semanario ‘La Directa’ destapó que Dani Hernández Pons, presunto activista, era en realidad un agente que ha estado más de dos años infiltrado en el movimiento antisistema barcelonés. En ese tiempo, estableció relaciones sexoafectivas con varias mujeres, hasta ocho, que le sirvieron para obtener información. Ahora, cinco de ellas se han querellado contra él por, entre otras cosas, abusos sexuales continuados: aunque las relaciones fueron consentidas, argumentan que nunca habrían tenido lugar si hubieran sabido que Dani era un espía del Cuerpo Nacional de Policía.